El dispositivo aprovecha la nanotecnología del silicio y tiene un microchip como los que fueron desarrollados para las computadoras. Combina elementos orgánicos y electrónicos y tiene un tamaño similar al natural.

Está programado para filtrar de forma continua la sangre de las personas con deficiencia en el funcionamiento de los riñones. Al ser implantado en el paciente, evitará las molestas visitas hospitalarias que duran hasta cinco horas o más.
El microchip de silicio se inserta para funcionar como un filtro que utiliza células renales vivas. Cada riñón biónico tiene unas quince capas de microchips filtrantes, una sobre otra, entre la cuales se alojan las células. Las células crecen sobre los filtros emulando a las células de un riñón normal.
El riñón es no es rechazado por las defensas del propio cuerpo, por lo que es seguro para todos.
Fue desarrollado por varias universidades estadounidenses en conjunto.
Según los responsables del proyecto, es la esperanza para muchas personas que están en espera de un trasplante.
Está a punto de ser probado en humanos.
Existe una larga lista de personas deseosas de ser las primeras en probar este prototipo. Las pruebas podrían llevarse a cabo a finales de 2017 y terminarse en 2020.
Se prevé que la demanda de este dispositivo sea alta. Ya que existen más de 100,000 estadounidenses en lista de espera por un riñón.
Escrito por: Alexander Garín Rojas